Tensión en el PRO por Vetos de Milei: Cruce Ritondo-Lospennato
La sesión especial en la Cámara de Diputados, marcada por el rechazo a los vetos presidenciales de Javier Milei, desató una tormenta interna en el bloque del PRO, aliado del oficialismo. El choque más resonante fue el protagonizado por Christian Ritondo, presidente de la bancada, y Silvia Lospennato, diputada que votó en disidencia, evidenciando una fractura en la cohesión del partido.
El debate, que giró en torno al financiamiento de las Universidades y el Hospital Garrahan, expuso diferentes posturas dentro del PRO. Mientras Ritondo se mantuvo alineado con la Casa Rosada, Lospennato y Vidal optaron por diferenciarse, sumándose a una mayoría que rechazó las políticas de ajuste del gobierno.
Finocchiaro y la Alusión a sus Compañeras de Banca
Alejandro Finocchiaro, en un discurso que pareció dirigido a sus compañeras de banca sin nombrarlas directamente, encendió aún más el debate. Finocchiaro manifestó que el parlamento argentino debería tener un sistema de gradas enfrentadas como el inglés, donde cada lado defiende valores opuestos. “Así algunos colegas podrían sin pudor cruzar hacia las gradas de enfrente donde habita la alegre banda populista que quiere tumbar a este gobierno”, sentenció.
El Conflicto Ritondo-Lospennato: Acusaciones Cruzadas
Posteriormente, tuvo lugar un acalorado intercambio entre Ritondo y Lospennato, capturado en video y viralizado en redes sociales. Si bien el contenido exacto de la discusión no trascendió públicamente, fuentes cercanas al bloque aseguran que Ritondo acusó a Lospennato de “decir una cosa y hacer otra”, mientras que Lospennato defendió su derecho a votar según su conciencia.
- División interna en el PRO expuesta.
- Rechazo a vetos de Milei como detonante.
- Financiamiento universitario y Hospital Garrahan en el centro del debate.
Este episodio revela las tensiones crecientes dentro del PRO, donde conviven diferentes visiones sobre el rol del partido frente al gobierno de Milei. La disidencia de Lospennato y Vidal pone en evidencia que la lealtad al oficialismo no es monolítica y que algunos legisladores priorizan sus convicciones personales por sobre la disciplina partidaria.