Argentina afronta un nuevo pago al FMI en medio de tensiones económicas
El gobierno argentino realizó un pago de 822 millones de dólares al Fondo Monetario Internacional (FMI) este lunes, correspondiente a intereses de la deuda contraída durante la gestión de Mauricio Macri en 2018. Este desembolso ejerce presión adicional sobre las reservas del Banco Central (BCRA), que ya han sido utilizadas en las últimas semanas para estabilizar el valor del dólar.
Los vencimientos totales en moneda extranjera para noviembre ascienden a 1.038 millones de dólares, sumados a otros 217 millones adeudados a diversos organismos multilaterales. La deuda externa bruta total del país alcanzó los 305.043 millones de dólares en el segundo trimestre de 2025, lo que representa un desafío significativo para la economía nacional.
El peso de los intereses: Más de $100.000 millones en una década
En los últimos diez años, Argentina ha destinado más de 100.000 millones de dólares al pago de intereses de deudas públicas y privadas. Este flujo constante de divisas ha consumido las reservas del BCRA, limitado la capacidad de generar superávits comerciales y condicionado la política económica del país.
Según datos del BCRA, desde fines de 2015 hasta septiembre de 2025, los egresos por intereses al exterior totalizaron 101.419 millones de dólares. Este lunes, se suma un nuevo pago de 850 millones de dólares al FMI en concepto de intereses.
¿Cómo se distribuyen los pagos?
Los pagos de intereses se distribuyen de la siguiente manera:
- Al FMI: 13.993 millones de dólares.
- Otros organismos internacionales: 13.300 millones de dólares.
- Acreedores privados de títulos y bonos de deuda pública: 45.398 millones de dólares.
- Acreedores de deuda privada: 28.728 millones de dólares.
Esta pesada carga financiera plantea interrogantes sobre la sostenibilidad de la deuda argentina y su impacto en el desarrollo económico del país.
El futuro de la deuda: Un panorama desafiante
La deuda pública pagadera en moneda extranjera asciende a 251.974 millones de dólares al 30 de septiembre, según la Oficina de Presupuesto del Congreso. La persistencia de esta deuda y los pagos de intereses asociados representan un desafío continuo para la economía argentina en los próximos años.