La etapa de Marcos Rojo en Boca Juniors, lejos de ser el cuento de hadas que muchos imaginaban, ha terminado en controversia y decepción. Su salida, anticipada por algunos, refleja una serie de problemas que lo persiguieron desde su llegada al club en febrero de 2021. A pesar de su innegable talento, evidenciado en su paso por el Manchester United y la selección argentina, Rojo nunca logró consolidarse como el líder y referente que Juan Román Riquelme esperaba.
Un historial de controversias
Desde indisciplinas fuera del campo hasta lesiones recurrentes, Rojo protagonizó numerosos incidentes que minaron su imagen y compromiso con el club. Su falta de profesionalismo, evidenciada en salidas nocturnas, participación en partidos informales durante la competencia y problemas de sobrepeso, generaron malestar en el cuerpo técnico y en la afición.
Más allá de las virtudes futbolísticas de Rojo, el hecho de haberlo elegido como un modelo a seguir, como el capitán de un vestuario enorme, fue un error. No puede ser un ejemplo un tipo que en medio de la cuarentena se juntaba a jugar a los naipes con sus amigos, que juega picados en el barro -y arrastraba a compañeros- en medio de la competencia, que vivió lesionado por sus excesos, que no pudo manejar su temperamento en las más altas exigencias -expulsiones con River o en semifinales de Libertadores-, que faltó a los entrenamientos por irse de joda a fiestas, que llegó a aparecer en pésimas condiciones a la hora de entrenar, que era protagonista principal de fotos y videos con una copa o con un cigarrillo.
Números que hablan por sí solos
Las estadísticas de Rojo en Boca son elocuentes: de los 254 partidos que el equipo disputó desde su llegada, él solo participó en 118, representando un escaso 46%. Peor aún, solo completó los 90 minutos en 75 encuentros, un 29.52% del total. Estas cifras reflejan su falta de continuidad y su incapacidad para mantenerse en forma durante períodos prolongados.
Un final anunciado
La relación entre Rojo y el club se deterioró aún más tras un encontronazo con el técnico Miguel Ángel Russo, a quien le reprochó su falta de oportunidades. Este episodio, sumado a su historial de indisciplina, selló su destino y precipitó su salida de Boca. A pesar de las expectativas iniciales, Marcos Rojo se marcha por la puerta de atrás, dejando una sensación de frustración y desperdicio de talento.